Finalmente, después de toda la parafernalia masiva que
aquejó mi salud, mi cordura y mi visión de la vida (A.K.A.: la escritura de mi
novela), puedo darme unos minutos para pasar por mi abandonadísimo blog de
variedades y pavadas. Ahora, pasemos au n asunto ligero y de no demasiado
esfuerzo en redacción. Algo tan simple como un ranking. O un listado de cinco.
Sí, sólo cinco, mis favoritos entre los covers de bandas metaleras, pero
proviniendo de temas no metal. No están jerarquizados en demasía, y de hecho
hay una posición sobre la que dudo, pero igual, para allá van:
1-Summernight City, Abba hacia Therion (algún juego de
palabras se puede hacer con esto)
La voz de don Christofer Johnnson suena tan rimbombante y
ridícula como siempre, pero se conserva el aire sacro y la magnífica instrumentación
de esta prodigiosa banda, un absoluto e imperdible clásico, que eleva al metal
a la categoría de arte mayor, en dos soplidos.
2-Losing my religion, de R.E.M., hacia Graveworm
Los italianos de Graveworm tienen una tendencia hacia la
solemnidad que otorga algunos de los momentos más gloriosos del Doom Metal más reciente, con un sonido, que
si bien no rebalsa originalidad e innovación, sí transmite una pesadez y un
profesionalismo dignos de los mejores Draconian y hasta Tristania. El cover en
cuestión, toma además la bellísima línea armónica de Peter Buck, llevándola de
la simpleza romántica de las cuerdas, al dramatismo del piano. La lírica cobra
una nueva dimensión, además, en la cavernosa voz de Stefano Fiori. Dignísimo.
3- Bela Lugosi`s Dead, de Bauhaus, hacia Opera IX
El tenebroso y fascinante pese a su monotonía debut de los
británicos Bauhaus, puede considerarse uno de los milagros de la música
contemporánea (1979 es contemporáneo, ¿no?), un tema grabado a pulso, de manera
rústica y tosca, en una época de rock operístico y parafernalia circense.
¿Llevar una maravilla del postpunk al black metal? ¿Black metal con voz
femenina? Que me lleven todos los demonios si ésta no ha sido una genial idea,
y de la ejecución ni hablemos. Flegias, en mi opinión, es uno de los bateristas
más interesantes y geniales que el black no escandinavo haya dado al mundo (¡quééééé
intro!), y Cadaveria podrá ser odiada por los más, pero en este despliegue
demuestra que su voz puede sonar verdaderamente a ultratumba, a sangre y a muerte.
4-Surfin`Bird, de Trashmen, hacia Sodom
Por supuesto, de una banda surf gringa, hacia thrash alemán.
¿Quién se atrevería a dudar siquiera de la grandiosidad de esta idea? Bueno, de
por sí losTrashmen ni siquiera habían compuesto esto del todo, pues es la unión
de dos populares canciones gringas de época, simplona y salvaje,
suficientemente pegajosa como para sonar incluso en una peli de Kubrik. Los
Sodom, que han dado parte de su sonido al Black, que han levantado la bandera
ardiente del thrash alemán, no sólo la hacen más salvaje e incoherente, sino
más bélica, como si Burlón y compañía la hubiesen podido lucir incluso mejor.
5-In a Gadda da Vida, de Iron Butterfly a Slayer
Finalizando los ochentas, los muchachos de Slayer habían
tenido algunos problemas monetarios. Recordemos siempre que el cuarteto del
infierno no comenzó como la bolsa recaudadora de billetes del thrash (esa
posición se la guardan los payasos de metallica), y aunque Rick Rubin ya
manejaba la cosa, y el Raining Blood ya llevaba por delante, un single que
sonase duro y bien hacía aún falta. A la
banda no les gustó gran cosa, según se sabe, y la peli para la que fue ost, ni
va ni viene (¿cuál es, alguien puede decirme?), pero el tema brilla de energía,
vigor y potencia. Ni de lejos es el salvaje Slayer de las guitarras sangrantes
y la batería machacadora, pero es una revisión de un tema clásico, uno
cargadísimo de ácido, sesentero y de diecisiete legendarios minutos,
prácticamente un tema nuevo y el mismo a la vez, una entrada más digerible para
un neófito, y un logro compositivo.