DvD`s del mes, las huevadas:
Dune, de Jodorowsky, sin dejar de ser un encomiable esfuerzo
y una pieza de colección para el cultor de la obra del gran maestro Herbert,
recae en el ridículo al ensalzar al payaso y showman Jodorowsky, un tipo al que
siempre le importó más llamar la atención que hacer arte seriamente. Aunque la
película de Lynch haya sido mediocre, es una suerte que el Jodo y su joda no
hayan convertido a la novela de las novelas del sci fi en una pasarela del
absurdo como la estúpida Montaña Mágica.
Knights of Sidonia, que prometía más que sólo explosiones y animación a la moda, pues... es justo lo que entrega. El planteamiento no está nada mal, (sobrevivientes en una estación espacial adosada a un planetoide; que a su vez es un resto de la destruida Tierra, viviendo una distopía medianamente original) pero la sobrecarga de clichés y el espantoso diseño de personajes bajan el listón. Una pena que sería más grande si la serie durase más de 12 episodios.
Knights of Sidonia, que prometía más que sólo explosiones y animación a la moda, pues... es justo lo que entrega. El planteamiento no está nada mal, (sobrevivientes en una estación espacial adosada a un planetoide; que a su vez es un resto de la destruida Tierra, viviendo una distopía medianamente original) pero la sobrecarga de clichés y el espantoso diseño de personajes bajan el listón. Una pena que sería más grande si la serie durase más de 12 episodios.
DvD`s del mes, las maravillas:
¿Cansados de ver a Chris Evans en el traje del Capitán
América? Yo no, para nada, pero de todas formas el cambio de perspectiva en la
versión fílmica de la novela de Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb, aporta al
actor, y no poco. Snowpiercer es una película de producción koreana, una muestra de que los vecinos de
Pulgasari no solamente hacen música de mierda. Los restos de una humanidad casi
destruida por un desastre ambiental sobreviven en un tren alimentado por un
motor de movimiento perpetuo. Cruel, divertida y con sobresaltos inteligentes a
la par de un guión sin lugares comunes, la hacen una película de las grandes.
Interstellar tiene sus detractores, a quienes comprendo, aún
lamentando que los haya, pero más lástima
hay por quienes no pudieron verla en el cine. No se atemoricen por la crítica (común
ya) de la hiperabundancia de diálogo o el supuesto mensaje gringuista (que lo
hay, pero solapado con elegancia), la cinta es una maravilla de escalas
cósmicas. Ver un agujero de gusano y una singularidad son eventos de tanto
impacto visual que uno puede olvidar el mensaje de abstracción de la
individualidad que da, ambiguamente, Matt Damon en una actuación impecable.
Recomendada a más no dar.
Lecturas destacadas:
Arthur Machen, el Pueblo Blanco y otros relatos de terror, una de las joyas por las que hay que agradecer la existencia de la editorial Valdemar. ¿Una perspectiva de lo que es Machen? El relato de terror pagano, alejado de todos los tópicos del gótico, pero también de la ciencia ficción o del mero suspenso psicológico. Los cuentos de este volumen hablan sobre civilizaciones previas a la conciencia del hombre sobre sí mismo, de la naturaleza como amenaza por su lejanía, y de la pequeñez del género humano.
Tenía pendiente la lectura de Dune, de Frank Herbert, desde
el 2001, año en que vi la miniserie Frank Herbert`s Dune en Fox. Esos quince años
de espera pueden darles una idea de la expectativa que había generado en mí. Y
la ha superado. Masivamente. No es una simple gran novela, es la materia de la
que está hecha una obra maestra. Es una creación social, económica, religiosa,
es la abundancia de subtramas enlazadas con una maestría que a estas alturas me
parece inigualable.
Y por fin tengo el Noctuario de Thomas Ligotti en mis
pérfidas manos. No diré mucho más, a estas alturas he leído solamente el
prólogo. Leí dos cuentos de la Fábrica de Pesadillas online, y me he convencido
que este es el mesías esperado, aquel que será capaz de rebosar el género que
Lovecraft perfeccionó hace décadas y que desde entonces no ha tenido un igual o
superior, aunque contendientes dignísimos sí, como Stephen King, Clive Barker o
nuestro paisano Miguel Ángel Gálvez.
Los tomos finales de Deadman Wonderland me confirman que el
arte allá en Japón está muy lejos de estar muerto o en decadencia, como profieren
las voces apocalípticas y conservadoras. Este híbrido de seinen y shounen con un
hermoso trabajo gráfico, hace lo que he visto escasamente en un manga: hilar
una historia plena y satisfactoria en pocos volúmenes. Los 13 tomos son un
deleite para la vista y también una demostración de narración sopesada y profesional.
Ah, y el animé está bastante bien, también, hablaré de él en la próxima
entrega.