Ha pasado un buen tiempo desde la última vez que poblé este
espacio de observaciones y opiniones acerca de los productos de mi consumo
cultural. En el ínterin, no me he detenido, sin embargo, y si el trabajo parece
consumir la vida completamente, no es lo suficientemente brutal para impedirme
seguir viendo, leyendo y escribiendo. Se viene un post largo, pero no me
preocupa particularmente, pues este lugar, en la práctica, carece de público
más allá del circunstancial, así que, saludos, visitante casual, y tómate un
tiempo para percibir lo que Corven Icenail, un autor habitante de los andes ha
estado haciendo estos meses.
De Faulkner hablo de cuando en cuando, usualmente con
admiración, muchas veces con frustración, y es que el maestro gringo es una
especie de gigantesca sombra a la cual todos parecen declinar. El Villorio comenzó
como una serie de cuentos, y la novela tiene ese aire, el de una antología...
de obras maestras. Mencionaré en particular el largo capítulo llamado El largo
Verano, una de las obras más grotescas y bellamente narradas historias en las que
mis ojos se han posado. ¡Y todo gira en torno al romance entre un retrasado
mental y una vaca!
No sabía el reto que supondría leer Neuromante de William
Gibson en su idioma original. No sólo hay que enfrentarse con la, teóricamente,
superada barrera idiomática entre el inglés y el español, además fluyen y se
entrelazan la jerga yonqui, la informática y una suerte de expresiones traídas
del japonés. Y con todo, la novela resulta trascendental. Hasta el momento
parece el último rasero de revolución en la ciencia ficción contemporánea.
Dicen por ahí que su prosa es comparable a Chandler. Yo creo que es superior,
que consigue más que un retrato social, pero tal vez eso sea yo y mi
fascinación por la libertad imaginativa de la ciencia ficción, quién sabe.
La segunda novela de la saga de Dune, de Frank Herbert,
tiene la fama de ser menos importante e inferior a la primera novela. Puede que
la típica aproximación del lector de género, que desea ver más disipación en la
ciencia ficción típica sea un aliciente para mantener la distancia. Que no los
engañe, si desean contemplar lo densas que pueden ser las maquinaciones de una religión
y un estado naciente (ambos definidos casi con una nueva etimología por el
maestro Herbert), esto es el novamás, el Mesías de Dune no es sólo una justa
secuela, sino la creación de una nueva leyenda. Y el final es sencillamente,
majestuoso. Me mata la expectativa por el tercer libro.
La luz es la mano izquierda de la oscuridad. La oscuridad es
la mano derecha de la luz. Un breve adagio dentro de los mitos Handarattas, derviches nihilistas que viven en el planeta
Gueden, donde la especie dominante son seres humanos andróginos y asexuados
salvo una cierta época pasajera y periódica. ¿Hablábamos de obras maestras allá
con El Mesías...? Úrsula K. Le Guin demuestra el porqué de su gigantesca reputación.
En su tiempo Stanislaw Lem rechazó la
importancia de esta novela. Un crítico acartonado como Harold Bloom la ha
sabido apreciar. Yo les digo: pocas veces la poesía y la especulación han estado
de la mano con tanta belleza.
Desayuno de Campeones es la típica novela de Kurt Vonnegut,
lo que es decir que es completamente
atípica. Un absurdo de proporciones cataclísmicas, una ruptura del
concepto mismo de posmodernismo literario, y como toda hermosa y gran obra
Vonnegutiana (que sí existe el adjetivo), hace que te sientas estúpido y
miserable en tu condición humana, y halla la manera en la que uno pueda reírse
de ello. Supongo que hay un pequeño Kilgore Trout dentro de cada escritor que
se haya consagrado a su obra al punto de darle un poco de su cordura.
Decidí releer Amuleto de Roberto Bolaño pues su primera
lectura me resultó apresurada y descuidada. Otorgarle tiempo ha sido un
saludable ejercicio de renovación de esperanzas en una literatura tan pedante
como conmovedora. Incluso he intentado hacer un bosquejo de Auxilio Lacouture,
pero creo que esa ilustración se conservará en el submundo al que pertenece.
Como al menos una vez al año pasa, retorno a Dostoievski. El
Príncipe Idiota (no leí todavía el sepulcro de los vivos) ha sido el ejercicio
más débil en mi inmersión en la literatura del maestro ruso. Llegué a pasar
momento de auténtico tedio en algunas de sus páginas, la pseudofilosofía del
príncipe Muichkine se me hacía todo menos empática y no sentí mucha compasión
por sus situaciones. El final está maravillosamente escrito, eso sí.
Ahora, a los dvds, parte sustancial de la vida
contemporánea.
El Planeta Prohibido (1956), es una muestra de la brillantez
del cine clásico de ciencia ficción.
Sigue funcionando a varios registros y la belleza en su ejecución (el monstruo
de Id es un deleite de técnica cinematográfica) hace que verlo sea
prácticamente obligatorio, claro, si yo considerase que tal expresión tuviera
validez.
Birdman, la última película ganadora de un Óscar de la academia ha
sido fruto de debates largos y tediosos. Algunos justifican su prestigio es la
identificación de la gente con el medio, otros la califican de snob. Yo, por lo
pronto, prefiero mantener una saludable distancia entre creador y obra y pensar
que Iñárritu hizo una metasátira inteligente y con una puesa en escena poco
menos que gloriosa, y que sus poco avispadas y pretensiosas declaraciones
posteriores son chascarrillos de alguien con demasiada fama muy pronto.
Al documental de la ciencia de Interstellar no tiene ni la
maravillosa música de la película ni apenas escenas de la misma, pero sí una
aproximación reveladora sobre el proyecto de los hermanos Nolan. Una buena
manera de ver a través de la película y comprender cómo es incluso más genial
de lo que ya parecía.
Dos pelis de Tarkovsky, dos. Solaris no es una experiencia
del todo nueva para mí, pues mi primer visionado data de hace casi década y
media, cuando me obsesionaba coleccionar las películas que salían comentadas en
revistas científicas como Muy Interesante o Enciclopedia Popular Magazine (nada
que ver con publicaciones pseudocientíficas como Conozca más). En su tiempo me
pareció una obra curiosa y caprichosa. Ahora, en una visión más adulta, he
hallado belleza, pero aún así, una insuficiencia de capacidad imaginativa en
comparación con el increíble despliegue que la novela original traía consigo.
Igual, el ver una máscara de diablo orureño en un escenario de sci fi
ruso-polaco, vale lo suyo.
De Stalker, en cambio, tengo el primer vistazo, y es
abrumador. Espero leer el relato original (Picnic extraterrestre de Arkadi y Borís Strugatski) en su momento. Por
lo pronto, la película me ha mostrado lo poderosa que puede ser la imagen en
una película. Hay screenshots solitarios de este filme que tienen más trabajo
que otras películas en su integridad. Y uno de los mejores usos del bolero de
Ravel desde Futurama o Digimon. Si aguantan tres horas de filosofía deprimente
y tomas lentas por pasajes desolados, ésta es su película.
El Sanatorio de la Clepsidra (1973) hace el intento de
adaptar uno de los pesadillescos cuentos de Bruno Schulz. De por sí verter semejante
sinsentido y esa habilidad para romper los cánones de la narración parece un
imposible. Pero Wocziech Has es un director con más pelotas que nadie, y el
resultado final es que todo aquello que quisieron hacer los surrealistas estaba
en pañales al lado de este genial delirio. La avenida judía, las ruinas, los
pasteles abandonados, qué pedazo de película. Ideal para convencer a los jovenzuelos
que creen que el imbécil de Jodorowsky es original y transgresor, de lo erradas
que andan sus ideas.
Ex_Machina ha sido una sorpresa. En un año donde parecía que
uno debía conformarse con remake tras remake, continuación tras continuación,
con la decepción de los Avengers y con la carencia de kaiju en el cine
occidental, aparece esta pequeña joyita. Había tenido un vistazo de Domnhall
Gleeson en Frank, pero la verdad es que esta película lo rompe todo. Mucho más
aventurada que Her y tan inteligente como clásicos de la altura de Blade
Runner, es una película que muestra que no todo está perdido.
Maldición, esta foto no salió bien.
|
White Zombie (1932) era uno de mis pendientes en la larga
filmografía del legendario Lugosi. Véanla, por los mil demonios, es simplemente
genial. La música,... si existe un punto de apertura para los grandes OST`s,
posiblemente sea éste. Y todo sucede
allá en Haití, no pueden esperar algo más lúgubre que eso.
La novena configuración (1980) es una de las exploraciones
de William Blatty como director. Si bien me ha gustado más que la adaptación de
su novela El Exorcista, peca de momentos demasiado histriónicos y un ritmo
irregular. La pelea en el bar, cerca del final, pretende una brutalidad intensa
que se diluye en un ridículo jaloneo que más parece cómico. No una pérdida de
tiempo, pero tampoco un esencial.
Volví a ver la Hitchhiker`s Guide to the Galaxy (2005), cansado de esperar
a que Cinemax la vuelva a pasar. Y sí, es buena, pero Martin Freeman sigue en
su rol único de hombrecillo incómodo que parece su eterna interpretación, el
romance es tan edulcorado que tuve que adelantar escenas, y el robot era más
gracioso y deprimente en la novela. De hecho, lean la novela. Léanla.
Seré escueto con estas tres.
Pumpkinhead (1988) podría haber envejecido mejor. Con todo,
el monstruo sigue siendo tan pintudo como siempre, y aún es extraño ver a
Bishop con abdominales.
Definitivamente Rollerball (1975) pudo envejecer mejor.
Después de visionar tantas otras distopías (de Gibson a Dick, de Rowell a
Huxley), parece un tanto relamido. Con todo, es infinitamente superior al
remake que hicieron hace algunos años, y una buena pieza de coleccionista.
Boyhood, la otra peli que estaba por hacerse con el último
Óscar, es una suerte de orquestación de la relajación de la clase media gringa
y de la mediocridad de la vida. Como con un cuadro simbolista, sin la teoría
por detrás, no vale la gran cosa.
¿Qué ojetes hace Frank en la contratapa de Boyhood? |
Que no los engañe esa increíble portada, que la serie de
Berserk tenía vigencia sólo antes de que las películas salgan. Hay un debate en
el cual los conservadores cabeza de nabo siguen sosteniendo que esta serie es
mejor porque... es más antigua. La verdad es que tiene uno de los openings más
espantosos que haya escuchado alguna vez, que tiene relleno (fillers en Berserk), que se comen partes
esenciales y que la brutalidad está prácticamente ausente. También es verdad que
lo que realmente vale la pena es el manga, por lo menos hasta el tomo 28-29.
Nisekoi es algo así como el Love Hina de la generación post
2010. Sólo que con un protagonista con más carácter (Raku tiene momentos en los
que piensas que puede llegar a ser badass) y un ejercicio de cajas chinas en su
argumento que lo hacen un pequeño deleite culpable, pues al mismo tiempo es una
absoluta galería de clichés e improcedencias. Sin embargo, la animación (que es
de otra escala, de un nivel inimaginable en occidente) hace que valga la pena
todo.
Watership Down, basada en la novela de Richard Adams, es un
usual en tops de animación controvertida, que le han dado una fama de filme de
culto transgresor, y que ha terminado por opacar su verdadero brillo, que es el
de una realización hermosa y nada dispuesta a los solipsismos propios de la
animación gringa, tan encerrada en su mensaje
y todavía limitada a boberías
infantiles.
From Inside es un proyecto diminuto de animación cuasi
experimental en la que John Bergin, el autor trabajó viñetas del cómic A`l
Interieur (inspiración también para Snowpiercer) con una maestría y un talante
que muchos veteranos envidiarían. El final es desolador. Una tragedia en todo
el término y un testamento al arte de la animación.
Apleseed Alpha es, a la usanza de la más reciente película
del Capitán Harlock, un excelente ejemplo del adecuado rejuvenecimiento de una
franquicia. Sí, hay aspectos argumentales sacrificados en pro de la acción y la
mano revolucionaria de Masamune Shirow se perdió en el tiempo, pero es
asombrosamente disfrutable. Un buen punto de inicio para ver las ovas que
hicieron de esta una serie de culto en los ochentas.
Aldnoah Zero parece un tributo al afán de política argumental
de la legendaria Code Geass, y las constantes referencias (y los clichés, que
los hay) debilitan el conjunto, aunque no lo suficiente como para que la
hermosa animación y los hermosos diseños (los mechas marcianos merecen su
propio artículo) no salven esto de un olvido más profundo. Una nueva temporada
será vista con gusto. Claro, Eureka Seven está mejor, pero no nos resignemos a
la típica posición de “hoy no hay nada que valga la pena” u otros gimoteos
conformistas similares.
Las películas de Patlabor son la puta madre. Eso es todo. Las
vi de muchacho cuando existía Fox Kids. Vi también la serie, y también fue
increíble, pero estas películas son un asunto aparte. Mamoru Oshii en estado
puro, que puede pasar de un pincelazo del humor (la amonestación de Asuma
Shinohara, los eternos lamentos del Capitán Goto) a trazas de filosofía
trascendentalista cyberpunk, a espesa trama policíaca. ¿Quién dice que Gibli es
lo mejor de Japón? Yo grito el nombre
del sensei Oshii, y de los poderosos Ingram, capaces de crear su propia
estética con bases clásicas y de hacer un trabajo dedicado y extremadamente
profesional.
Así que esas son mis observaciones de los últimos meses. ¡Nos
veremos cuando el tiempo amerite, público imaginario!