Beck es la adaptación al animé del manga homónimo de Harold Sakuishi. Lo digo de esta manera pues no voy a ponerme a analizar el manga, que por otra parte, no he tenido el gusto de ver. Maldigo más que nunca a la puta ley SOPA, pues todos los links que encuentro tiene el rótulo póstumo de Megaupload. Como sea, si bien el manga, con toda seguridad, es superior a la animación, ésta no deja prácticamente cabos sueltos, y si es que adolece de episodios de relleno, pues me los trago como con yogurt. ¡Qué quiero decir? Pues que ésta es una serie redonda, con altibajos, pero preciosa en su conjunto. Uno generalmente no tiene la puta idea de qué esperarse cuando ve algo de Madhouse , que ha participado en obras magnas como Monster y también en las mayores payasadas de las clamp.
Ésta serie, empero, no encaja en ninguno de los dos parámetros. Es más, apenas si alcanza a algún otro. ¿Una banda indie en Japón? ¿Tomando en cuenta que su ambiente musical está resumido en figuras creadas por photoshop para venderse como llaveros hasta el despertar de Cthulhu?
No, Beck cumple expectativas, pero como lo habría hecho la banda, sí, de la misma manera. Es algo de lo cual en un principio uno no espera demasiado, y hasta la primera bocanada no sabe a mucho, pero al final deja un sabor de boca increíble, que te hace pensar que has visto una obra maestra cuando tan sólo jalaron los cables de tu inspiración artística de manera efectiva. El montaje de los personajes no está nada mal. Koyuki tiene una personalidad desarrollada, algo que no se veía desde Shinji Ikari en sus tiempos, al punto que cualquier pelacables de colegio que haya recibido un par de palizas preguntándose, el porqué carajo de eso si es bueno en algo, no pasa desapercibido. Mención aparte las apariciones y guiños a la música noventeray tirando a menos. El profesor Saitou lo hace tremenda de vejete de sueños perdidos con gusto por el brit rock de antaño. ¡Hasta nombran a los Kinks!
No, Beck cumple expectativas, pero como lo habría hecho la banda, sí, de la misma manera. Es algo de lo cual en un principio uno no espera demasiado, y hasta la primera bocanada no sabe a mucho, pero al final deja un sabor de boca increíble, que te hace pensar que has visto una obra maestra cuando tan sólo jalaron los cables de tu inspiración artística de manera efectiva. El montaje de los personajes no está nada mal. Koyuki tiene una personalidad desarrollada, algo que no se veía desde Shinji Ikari en sus tiempos, al punto que cualquier pelacables de colegio que haya recibido un par de palizas preguntándose, el porqué carajo de eso si es bueno en algo, no pasa desapercibido. Mención aparte las apariciones y guiños a la música noventeray tirando a menos. El profesor Saitou lo hace tremenda de vejete de sueños perdidos con gusto por el brit rock de antaño. ¡Hasta nombran a los Kinks!
Bueno, yendo a la trama, el chico del que acabo de hablar, Tanaka Koyuki , es un pibillo de cuatro a menos, perdedor, poco espabilado y sin vistos de nada. Un buen (mal) día, el chico rescata a un perro bastante peculiar de manos de uno bullies. Luego resulta que el perro era propiedad de un chico (no tan chango) llamado Minami Ryouusuke, llamado más comúnmente Ray, pues si bien es japucho, pasó la mayor parte de su holgada vida en los barrios bajos de gringolandia (no recuerdo si New York, aunque a los japos les da lo mismo).
Sí, el perro es lo mejor de la serie. No, bueno, no está tan feo, eso sí...
De ahí en más todo se desenvuelve, no demasiado rápido, no demaaasiado bien (una de las pocas críticas que le tengo es que los primeros episodios en un principio dejan sabor a poco, como si la serie pretendiese ser una comedia de colegfio sin ser ni muy chistosa ni muy de colegio), bueno, Ray tenía una banda, la manda a limpiar caños, quiere formar una nueva, la mejor.
Miren eso, están... ENSAYANDOOOOO!!!
Instruye un poco a Koyuki, le presta una guitarra, el pibe la destroza accidentalmente. Ray lo manda al diablo, sigue formando la banda. Koyuki descubre que su profe de natación aparte de ser un potencial pederasta es también un conocedor de buena música, y músico además. Ray consigue a los mejores músicos del medio (o los más desesperados) Taira, que hace de bajista,-y muy bien- y Chiba que hace del vocalista-payaso-a lo Rage Against the Machine, gran banda que por otro lado hace de lo más cercano en occidente a Beck. Ah, por cierto, el subtítulo de la serie, Mongolian Chop Squad es el nombre que lucen en el mercado gringo, pues según el promotor que compra sus derechos, ya hay “alguien” con ese nombre por esos lares. Eso y que el baterista, Saku, es amigo de Koyuki, y tal vez el mejor músico de la banda.
Sí, parecen la clase de changos que tienen que trabajar
Bueno, ahí tienen, una gran animación que hace que uno luego extrañe la técnica de captura de movimiento, una historia con personajes entrañables y bien montados (hasta trabajan para ganarse la vida!), y un gran guión que no adolece de los ridículos facilismos del animé vulgar. No es una serie para cualquiera, pero igual es una de mis recomendaciones personales.
Y no dejen que la cara mal animada de Maho los intimide, salgan, cómprenla, y véanla
Bueno, ahí tienen, una gran animación que hace que uno luego extrañe la técnica de captura de movimiento, una historia con personajes entrañables y bien montados (hasta trabajan para ganarse la vida!), y un gran guión que no adolece de los ridículos facilismos del animé vulgar. No es una serie para cualquiera, pero igual es una de mis recomendaciones personales.
Y no dejen que la cara mal animada de Maho los intimide, salgan, cómprenla, y véanla